Hay veces en las que alguien propicia tu momento y otras en las que tú lo buscas. Los momentos están ahí, esperando a salir a la luz por unos y/o por otros. Esperan pacientemente hasta que llega el día.
Y en ti, ese día ha llegado. Nosotros no lo hemos propiciado. Tú, una noche, decidiste despedirte de tu pañal.
Eres el más chico de la casa y marcas han pasado unas cuantas por nuestras manos. Unos han servido más que otros. Han hecho su función durante años y también nos han hecho vaciar la cartera. Ahora, parece ser, sí seguro, vamos a estar más aliviados en este aspecto. FUERA PAÑALES!!!!
Y decimos que has buscado tú el momento porque así ha sido pero en lo que respecta a las noches. Durante el día, sí fue un momento buscado por nosotros. Lo decidimos e incluso tu profe de la guarde antes que tus padres pero funcionó. Fue todo muy rápido.
Aunque, teníamos el tema de las famosas noches y aquí decidimos lo mismo que con tu hermano. Al igual que hicimos con él porque con tu hermana, no sé si es por ser mujer jaja, todo fue coser y cantar. Ella con dos años dijo aquello de ....Mamá, yo sola me pongo las braguitas y desde entonces le acompañan de día y de noche. Pero con los varones, no.
Con vosotros de día prácticamente ha sido a la misma vez pero en las horas nocturnas imposible, ¡Qué manera de hacer pipí! Soltabas el pañal y casi hacía un agujero en el suelo. Y el sueño aquí era fundamental y lo sigue siendo para poder rular al día siguiente. ¿Qué me iba yo a estar todos los días lavando sábanas? No. ¿Qué nos íbamos a levantar todas las noches? No. Ya lo he dicho, nuestro descanso era vital.
Veréis....
Cuando el mayor tendría unos dos o tres años, le dio por irse de madrugada al pasillo, al suelo, sí sí, a dormir. Más de una noche me lo he encontrado a los pies de mi cama como un perrito. Más de una ocasión ha estado en el pasillo tumbado al fresquito del mármol. Más de una noche lo he llevado y vuelto a llevar a su cama y me lo he vuelto a encontrar a la mañana siguiente en el mármol. Una noche, a eso de las cuatro de la mañana me desperté, avisada por una luz al fondo en el salón. Sigilosamente me acerqué y la televisión andaba encendida y bajo ella, nuestro niño plácidamente durmiendo, feliz.
Pero llegó un día en el que me dije que con diez, quince o veinte años no iba a dormir en el mármol, así que lo dejamos y una noche cualquiera de una semana, mes cualquiera, él solito decidió que en la cama se dormía mucho mejor.
Lo mismo hicimos con el tema del pañal. Él iba a decidir su momento y así fue. Llegó tarde, más tarde que sus compañeros de clase pero eso no nos quitó el sueño a ninguno. Me imaginaba, a no ser por una razón de gran peso, que con seis, ocho o diez años no iba a necesitar pañal, así que en el verano de tercero de infantil a primaria decidió una noche eso de ....esta noche no quiero ponerme un pañal. Y hasta ahora.
Y lo mismo hemos hecho contigo, en este aspecto,te hemos dejado decidir porque solo tú conoces ciertas necesidades tuyas. No vamos a lavar sábanas doblemente porque sí. Estás feliz por tu decisión y por tu nueva etapa. Todas las mañanas cuentas los días que llevas sin pañales. Un logro, seguro que el primero de muchos. Y una nueva etapa para nosotros.
El tema de los pañales se puede trasladar a cualquier aspecto de nuestras vidas. En ocasiones otras personas te conducen a nuevos cambios y lo llevamos de una manera u otra, siendo ese momento el nuestro o no. Aprovechandolo y sacando el mayor partido de el y agradeciendolo. Pero en otras ocasiones lo buscamos solo porque ha de ser así y lo necesitamos.
Los momentos están para esperarlos, buscarlos, aceptarlos, agradecerlos y abandonarlos porque cada momento es único e irrepetible pero de todos sacamos aspectos que se pueden ajustar a cualquier momento ¿me sigues? Yo estoy en uno de esos momentos ¿y tú?
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