17 de octubre de 2013

La fregona está cabreada



Que te pasa mamá,


Jorrrrr, he llegado a casa muy muy cabre... (enfadada). 

Ayer publicamos nuestro tercer cuento de la colección Edu y sus cosas. Y al final, dimos una pista sobre nuevos retos. Como vi que te hizo mucha ilusión y cual ha sido mi sorpresa al despertarme esta mañana y nuevamente al llevaros a las tres de la tarde  al colegio y escucharte decir -mamá, que necesito una libreta.- que al ver que esa ilusión seguía en ti, hace una hora, al dejaros en el cole, me he ido directamente al único sitio a la redonda donde pudiera encontrar mi objetivo número uno: una libreta.

Y no una libreta cualquiera. No, la libreta. Tamaño folio o medio folio para que la puedas manejar bien. La pasta tiene que ser lisa y con un solo color, sin dibujitos e historias raras. Su interior también simple. Hojas en blanco.

Tras media hora rebuscando y ojeando por fin la encontré. Menos mal, después del dichoso calor que he pasado hasta cruzar el umbral de la puesta del gran Corte ingles.

Estaba sola en el lugar. A esas horas nadie compra cuadernitos, sólo una madre medio majareta que en vez de tumbarse en la cama mientras navega por las redes, decide ir en busca y captura de la libreta. Pues eso, que en vez de descansar un rato hasta la hora de tener que pillar camino y manta con merienda incluida, decidí cumplir tu ilusión y por qué no, la mía también.

Estamos muy ilusionados con nuestro nuevo proyecto. Estamos motivados. Dispuestos a hacerlo. Y lo vamos a hacer. Hace una hora, en la cena, me lo has vuelto a recordar. Total, que ahí estaba yo, dispuesta a llevarme la libreta cuando me percato que tengo la tarjeta del gran establecimiento pero no el DNI. Sí, eso, lo que estás ahora ya de mayor pensando. Hace años al sacarme la maravillosa tarjeta indiqué detrás que me pidieran el DNI al usarla. Y pensé al verla.

-Veras, esta me lo pide. O no, a veces no lo hacen. Es verdad que a veces he pasado al no escuchar la preguntita -¿me enseña su DNI por favor? Y otras veces he recordado hacerla porque ES QUE VIENE AHÍ, lo puse YO hace años. Es su deber.

-Esta no me lo va a pedir...... Pero salió la dependiente fiel y responsable -¿me da el DNI por favor?
-No, no lo tengo aquí. Me lo he dejado en otro bolso (soy así de desastre. Quedo para salir con amigas y me llevo el dinero y DNI en bolsillo por si me quieren atracar de noche. A los días encuentro el carnet en el bolsillo mientras corro por la casa buscándolo. Sí, esa es mamá). 

-Pues sin carnet... Lo siento.
-(jod...con la señora. ¡Qué es mío! ¡Qué soy yo!).-Ya.
-Aquí pone que se lo tengo que pedir.
-Claro, si lo puse  yo misma hace años. Mire le enseño otros carnets.
-Ya pero quien no me dice que tiene todos las tarjetas de otra persona.
-(¡Joder!. Y con esa risita en su rostro como que no la convenzo).-Por favor, que soy yo.
-No.
-Muy bien....¡quédese con la libretita! USTED NO SABE EL TRABAJO QUE ME CUESTA CON TRES HIJOS VENIR HASTA AQUÍ A COMPRAR LA LIBRETITA.


Ya no era la libreta, ahora era la libretita pero creo que era del cabreo que tenía. Y  vale, no me ha costado trabajo venir porque ya estabais en el cole y Peter Pan con los abuelos pero siiiiheeee pasadoooo   muchaaaa calorrr, un diecisiete de octubre, yendo desde el colegio hasta el maldito establecimiento. Señora que es MÍA. Que no voy a gastar con la tarjeta de "otra persona" unos diez eurillos. Que me la de. Que me cobre coñi. Que quiero llevarle la libreta a mi hijo. Que la está esperando. Que yo venía con mucha ilusión por comprarle la libreta a "mi grandullón" y usted con un simple -No, lo siento.- me ha hundido. 


Bueno, todo eso y más palabras que no voy a poner por aquí, me ha apetecido soltarle a la fiel y cumplidora dependienta.

Salí cabreada. Muy cabreada del gran y maldito establecimiento. Una bocanada de aire caliente me bofeteó mi rostro cabreado y dolorido. Unas gotitas empezaron a aflorar por mis ojos tapados por mis viejas pero queridas gafas de sol ( tan queridas y bienvenidas en ese momento).

Sí, yo no estoy bien. Mis hormonas no están bien. ¿Por qué lloro? ¿La menopausia? ¡No! Tengo treinta y ocho y maravillosos años. 

¿Qué me ha dolido?

1. La fíel dependienta
2. La carita de "mi grandullón" preguntando por su libreta.
3. El calor previo hasta llegar a recibir el "palazo".
4. Mi impotencia.
5. No tener ni un euro en la cartera para decir -tome! Cobre se ya! 


Todo esto iba pensando al salir del gran establecimiento. Y vosotros ahora podréis decir:

-Mamá y ¿por qué no sacaste dinero del cajero y te metisteis otra vez dentro y me compraste la libreta?

Pues eso es otra historia hijo mío. El caso es que tu madre... Cabreada, muy cabreada, con ganas, MUCHAS, de estampar la libreta en la cara de la fiel dependienta, decidió salir del establecimiento maldiciendo hasta la última piedra, maldiciendo el mes de octubre en esta ciudad y con algunas lagrimillas de impotencia, escondidas e intentando salir pero con orgullo frenadas, así, decidió marcharse a nuestro hogar mientras se repetía una y otra vez.....


ES QUE ERES MONGOLA.


La fiel dependienta, a pesar de mi cabreo interno, actuó como tenía que actuar y yo, me dejé llevar por mi inesperada impotencia. Y fallé en aquello que mi padre me solía decir -A la calle siempre se sale con el DNI.


Ahora, JURO que la libreta, mañana, ¡la tendrás!




Besos mamá 





 

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